Martes 3 de mayo
Tras una mañana entretenido con numerosas consultas por síntomas alérgicos y respiratorios víricos, la mayoría por Covid, entra en la consulta María. Sus apellidos me suenan pero su cara no me resulta familiar. Tiene 33 años y cuando me dice que está embarazada, rompe a llorar. La dejo unos segundos y le pregunto si va todo bien, y me dice que sí, que es su primer embarazo y está muy ilusionada, pero que está muy preocupada porque a una hermana 2 años mayor que ella le acaban de diagnosticar un cáncer de mama, y que ella también tiene unos bultitos a ver si va a ser lo mismo. Conozco el caso de su hermana. Hace 2 días le di los resultados de la biopsia, y está pendiente de valoración por el comité de tumores para definir su ruta asistencial. María está angustiada y paso a explorarla tras revisar su historia clínica. Afortunadamente, tiene realizada una ecografía de mama de hace 3 meses, describiéndose los mismos nódulos que voy palpando, sin cambios. La informo y la tranquilizo. Le receto ácido fólico y la cito con la matrona. Sale de la consulta sonriendo.
Al final de la mañana comienzo las visitas a domicilio. Valoro a Ángeles, de 86 años, que me recibe junto a su hija con una camisa de seda muy floreada y elegante, de bellos colores. Le falta un poco el aire por un catarro bronquial, pero mantiene la buena educación, elegancia y compostura. Después visito a Josefa, también cuidada por su hija, (mujeres cuidadoras, siempre mujeres). Josefa tiene un cáncer de boca, avanzado, inoperable, extendido, ella lo sabe, doloroso, muy doloroso, ella lo sufre, y se pregunta por qué, para qué tanto sufrimiento, si sabe que no tiene cura. Con los ojos llorosos, mira los míos y me dice, sin hablar, que no quiere seguir, que desea que todo se acabe. Me lo susurra en voz baja, casi al oído. No quiere que su hija lo oiga, y me dice, doctor, le pido algo que sé que usted no puede hacer....Le aprieto fuerte las manos y le prometo que haremos todo lo posible por evitar el sufrimiento....Es mi juramento, paliar, al menos, cuando no podemos curar. Marcho a casa a las 3 y media, como algo, y procuro no pensar demasiado...
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